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Referencia: Código 08006
Marzo de 2019 - Miguel Angel Fuentes - refª 8006
Miguel Angel Fuentes
Marzo de 2019 Páginas: 130
Código 8006 ISBN/EAN: 9788412007909
CONTENIDO:
¿Es posible educar una voluntad en la que han crecido como maleza hábitos desordenados y costumbres corrompidas? ¿Podemos reeducarla cuando se ha desviado del recto camino durante años? ¿O volver a vigorizarla cuando padece un decaimiento generalizado y está postrada en la indolencia? Es posible siempre y cuando se realice un trabajo que incluya varios elementos esenciales.
El primero es que se logren conocer acertadamente todos los defectos que se padecen en este terreno, porque, como dice la antigua copla: “la primera medicina es saber la enfermedad”. Un impedimento para una curación o educación o reeducación volitiva es el conocimiento superficial o parcial de los auténticos problemas que aquejan la voluntad.
Lo segundo, es que tengamos la convicción de que es posible todo aquello que debamos pero no necesariamente todo aquello que queramos proponernos, porque bien podemos pretender metas en sí mismas imposibles o utópicas o que Dios no quiere para nosotros. Hay que ser realistas.
Tercero, que tengamos en cuenta que...
... se debe evitar el naturalismo (o pelagianismo) hollywoodense que repite la cantinela del “¡tú puedes!” aplicada tontamente, como si el problema y su solución se redujese exclusivamente a una deficiente estima de sí mismo. Es cierto que podemos alcanzar metas altísimas y heroicas y que no hay obstáculo que sea invencible supuestas ciertas verdades: 1º que me proponga algo real (no puedo convertirme en ángel ni volverme invisible); 2º que sea algo honesto (pues aunque pueda hacer cosas malas, no debo hacerlas, ni me hacen grande); 3º que haga un trabajo serio en mi voluntad; 4º y que Dios me ayude.
... dentro del alcance de mis fuerzas humanas, aunque yo piense erróneamente que no es así.
... y que todas las que no puedo con mis solas fuerzas, sea porque mi voluntad está enferma o porque superan la naturaleza humana, las puedo con la gracia de Dios, que Él a todos nos ofrece en orden a la salvación.
En cuarto lugar, que no perdamos de vista que es absolutamente necesario tener una meta clara y precisa, esto es, cargada de motivos de peso que la hagan no solo deseable de alcanzar sino imposible de no lanzarme a buscarla. Es importante revisar una y otra vez los motivos por los cuales nos movemos y añadir siempre nuevos. Si el joven enamorado no “meditara” en las razones para amar a su novia (belleza, o virtud, o buenas cualidades...) la dejaría de querer prontamente o no la amaría seriamente.
En quinto lugar, que conozca los medios para alcanzar lo que me propongo.
Y, finalmente, que ejercite incansablemente la voluntad.
A continuación vamos a tratar de ofrecer algunas líneas para este importante trabajo
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