ANDAR HASTA DONDE DIOS NO ES CONOCIDO. Santa María Antonia de la Paz y Figueroa (Mama Antula)

María de la Compasión Muñoz SSVVM

Febrero de 2024        Páginas: 208

Código 10928      ISBN/EAN: 9788412617139

CONTENIDO: Los santos son aquellas personas que llamadas por Dios a una misión peculiar dejan sus huellas en el tiempo, en los lugares por donde pasaron o a donde llegó su fama.

Es el caso de la santa María Antonia de Paz y Figueroa, o como más la conocemos, nuestra querida “Madre Antula”.

Mujer fuerte, que viviendo el Evangelio hizo de su vida un testimonio que llega a conmover los temples más duros.

Mujer de fe, que movida del celo por la salvación de las almas llega a recorrer los inhóspitos caminos de aquella Argentina de fines del siglo XVIII.

Mujer de caridad exquisita, que supo mirar a todos con ojos de misericordia, buscando aliviar sus necesidades materiales, pero sobre todo las espirituales, proveyéndoles de lo necesario para la vida natural y la sobrenatural.

Mujer de convicciones firmes cuando a la hora de defender la vida de la gracia y las verdades de la fe no escatimaba recursos ni sacrificios. La que sin reparo alguno se presentaba ante quien podría ser obstáculo para su obra, porque entendía que no era otra cosa más que el plan Divino.

Mujer de oración y piedad asombrosas; de plena y total confianza en la Providencia, de amor incondicional a Dios y a la Santísima Virgen, de fidelidad a su padre espiritual: San Ignacio…

Mujer de Dios.

Mujer, en definitiva, que con su porte femenino pero viril cautivaba con la sola presencia, modesta y abnegada, provocando admiración en los más duros personajes de la época.

Su dolor ante la expulsión de los jesuitas no hace más que despertar y consolidar en ella la vocación de servicio hacia los más necesitados y de salvar a las almas por medio de la predicación de Ejercicios Espirituales.

Así transcurre su vida, entre pruebas, logros, consuelos y noches, pero siempre con la fe intacta.

De aquí en más solo intentaremos delinear un retrato de esa mujer cuyo renombre llegó a trascender las fronteras de su país y de quien en el libro “El estandarte de la mujer fuerte”9 se dice: A María Antonia se la considera en la “América Española” como un resto de la piedra de ese gran edificio que los enemigos han querido destruir. Ella apareció para confusión y vergüenza del clero, tanto regular como secular.

Hoy en día se entiende de manera equívoca, su entrega y valor para enfrentar a la sociedad de su tiempo, con el consabido “empoderamiento feminista”, tomándola como ejemplo de lucha por los derechos e igualdades para la mujer. ¡Cuán lejos de aquello estaba nuestra Santa! Para ella la única lucha era la librada contra el mal, que arrebata las almas alejándolas de la santidad, y sin perder su esencia femenina, supo defender los verdaderos valores morales, los eternos, la riqueza de la familia, el don de la vida y la dignidad de la mujer, sin hacer falsas dialécticas ni estrategias políticas. Sin otro fin que aquel para el cual fuimos creados: la Vida Eterna.

No será fácil presentar su figura excepcional, pero encomendamos esta humilde labor a la Santísima Trinidad y a nuestra Madre de Luján, confiándonos en la intercesión de la Madre Antula para que con nuestro pequeño aporte, se llegue a conocer su vida y obra, y dar así gloria a Dios y contribuir a la salvación de las almas, que fue su lema y razón de vivir.